Hasta mañana

Voy a cerrar los ojos en voz baja 
voy a meterme a tientas en el sueño. 
En este instante el odio no trabaja 
para la muerte que es su pobre dueño 
la voluntad suspende su latido 
y yo me siento lejos, tan pequeño 

que a Dios invoco, pero no le pido 
nada, con tal de compartir apenas 
este universo que hemos conseguido 

por las malas y a veces por las buenas. 
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo 
que este mundo de muerte a manos llenas? 

Mi pesadilla es siempre el optimismo: 
me duermo débil, sueño que soy fuerte, 
pero el futuro aguarda. Es un abismo. 

No me lo digan cuando me despierte.

M.B.

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